El estudio de los doctores L.J. Raymond y N.V.C. Ralston, publicado por Springer Nature (2025)[1], que profundiza en el conocimiento de la fisiología del selenio y su interacción con el metilmercurio, avala los fundamentos científicos que motivan dicha recomendación.
El coautor del estudio, Nick Ralston, participó como ponente invitado en la XII ANFACO World Tuna Conference, celebrada en Vigo el pasado mes de septiembre defendiendo esta tesis.
Un estudio científico internacional recién publicado en el Handbook of Public Health Nutrition (Springer Nature, 2025), bajo el título “Seafood, Selenium and Pregnancy” ha confirmado que el consumo de pescado durante el embarazo no solo es seguro, sino que mejora el desarrollo neurológico del feto. La investigación, firmada por Laura J. Raymond y Nicholas V.C. Ralston, aclara que la relación entre el consumo de pescado y el riesgo de intoxicación por mercurio ha sido históricamente malinterpretada, generando una reducción injustificada del consumo de pescado entre las mujeres embarazadas.
Específicamente, realiza un repaso histórico a los estudios epidemiológicos que sustentaron las restricciones de consumo de pescado durante el embarazo basadas en el metilmercurio (CH3Hg), y que comenzaron con el vertido catastrófico de Minamata en Japón (1932-1968), que produjo concentraciones hasta 50 veces superiores al máximo legal. Posteriormente, los estudios mostraron sesgos importantes al incluir dietas con alta presencia de mamíferos marinos como ballenas en Islas Feroe (Grandjean et al. 1997; Grandjean et al. 1998; Debes et al. 2006), o de tiburones blancos en Nueva Zelanda (Crump et al. 1997) contraviniendo las dietas habituales en los países europeos. Por ejemplo, los estudios similares en las Seychelles, con alta ingesta de atún, no reportaron ningún efecto adverso, a pesar de consumirse hasta 12 raciones a la semana (Davidson et al. 2011) y fueron de los primeros estudios en notar los beneficios asociados al consumo de pescado (Palumbo et al. 2000).
Lo anterior, sustenta el desarrollo e investigación realizada en relación con el papel fundamental del selenio en la dieta y su presencia en las diferentes especies pesqueras. Precisamente, los mamíferos marinos y los grandes tiburones son las especies con menor contenido en selenio de los océanos. El selenio juega un papel fundamental frente a la protección del mercurio, puesto que el metilmercurio causa problemas en el organismo al secuestrar las selenoenzimas. Y esto es así, por el concepto de afinidad de ambos elementos que es de ka=1045, es decir, 1 millón de veces más alta que su afinidad por el azufre, por ejemplo. Con ello, se valida que estudios realizados en experimentación animal no causasen daños perceptibles por contaminación con metilmercurio al incorporarles dietas ricas con selenio (Ralston et al. 2007).
La publicación científica defiende el concepto de Health Benefit Value, que ayuda a comprender que una amplia mayoría de los pescados habitualmente consumidos en Europa contienen de forma natural mucho más selenio que mercurio, lo que garantiza que ese equilibrio se mantenga y que el desarrollo neurológico avance con normalidad. Además, refuerza el mensaje de que los pescados contienen proteína de alta calidad, ácidos grasos poliinsaturados, yodo, hierro, zinc, y vitaminas A, D y B12, siendo especialmente importante su consumo por sus efectos cardioprotectores.
Este trabajo adquiere especial relevancia en un contexto en el que la desinformación sigue contradiciendo los avances científicos, y unas recomendaciones basadas en unos estudios sobre las restricciones de consumo de pescado durante el embarazo que están desactualizadas, lo que deriva en una reducción de ingesta de nutrientes esenciales y que son necesarios para el desarrollo neurológico normal del feto y la salud materna.
El investigador Nick Ralston, coautor del estudio, ya había presentado estos resultados preliminares en Vigo, como ponente invitado en la XII ANFACO World Tuna Conference el pasado mes de septiembre, donde resaltó que las especies más importantes utilizadas en conserva, como el atún skipjack o yellowfin, contienen entre 15 y 20 veces más selenio que mercurio, constituyendo un alimento totalmente seguro.
España cuenta, además, con uno de los sistemas de control y trazabilidad alimentaria más avanzados del mundo, lo que garantiza la seguridad de los productos del mar, incluyendo conservas, pescado fresco y congelado.
“Tenemos en ANFACO-CYTMA un plan de inversión en equipamientos de alta tecnología en espectrometría de masas QTOF para el análisis de rutas metabólicas del selenio y mercurio. Nuestro objetivo es aprovechar el conocimiento científico propio para desarrollar un estudio que cierre la discusión sobre el mercurio y que defienda el papel protector del selenio. Esto implicaría una revolución, cuyos resultados podrían forzar una reformulación de la legislación y de las recomendaciones de consumo a escala global. Los pescados y mariscos son un pilar indispensable en la dieta”. Roberto Alonso, secretario general de ANFACO-CYTMA.
ANFACO-CYTMA recuerda que el consumo de pescado en España ha descendido un 27% en la última década, lo que podría suponer un retroceso en salud pública si continúa la percepción errónea sobre su seguridad.

